«El packaging puede ser teatro, puede crear una historia»

– Steve jobs

Hoy el packaging se ha convertido en algo tan cotidiano que no contrasta. Es lo que suele pasar con lo cotidiano. Desde que nos despertamos, hasta que nos vamos a dormir, todo lo que hacemos, involucra objetos que tienen packaging.

Pero lo obvio se vuelve díficil de ver, es el ruido de la heladera constante, que dejamos de escuchar. Hasta que deja de estar y vuelve a ganar contraste.

Imaginate si de pronto la leche empezara a venir en envases blancos sin nada escrito, sin saber nada de lo que tiene dentro, o si los caramelos que compramos vinieran en bolsitas transparentes, sin especificar sus sabores. Que raro sería, ¿no?

El packaging fue evolucionando a lo largo de la historia, pasando de ser simplemente un envase o un envoltorio que se creó con el único objetivo de proteger los productos, de aislarlos y resguardarlos, para convertirse en un lienzo en blanco para diseñadores y comunicadores, una oportunidad fundamental para expresar y mostrarse y estar presente en la vida cotidiana de los consumidores.

Los primeros packaging se crearon en 1885, y vivieron todo un proceso de transformación hasta industrializarse, y convertirse en lo que son hoy: una herramienta fundamental de marketing.

Hoy hay sectores en las empresas destinadas exclusivamente al desarrollo e innovación del packaging, porque ya en la actualidad el packaging marca la diferencia.

Invertir en packaging es fundamental si querés que tu marca se posicione en un mercado que se mueve constantemente y donde gana el que más rápido se mueve.